Cómo se hizo

Fue Alejandro quien propuso que escribiéramos un libro juntos. Tenía por entonces ocho años.
—¿Un libro? ¿Y sobre qué?
—Sobre una bruja muy despistada, a la que le pasan cosas muy divertidas.
—¿Y cómo se llamará esa bruja tan peculiar?
—Pamplinas —intervino bromeando Miguel.
—Es un buen nombre.

Pasaron todavía cuatro años más hasta que nos pusimos de verdad con el proyecto. De nuevo, fue Alejandro quien lo recordó. Empezamos en las vacaciones del verano, cuando estábamos mucho tiempo juntos y más relajados. Así, en las idas y venidas a la playa, fuimos creando los personajes entre los cinco, y escribiendo poquito a poco por la tarde. Íbamos lentos. En aquel verano terminamos un par de cuentos, nada más.

El argumento del primer cuento, lo inventó Alejandro una mañana. En el desayuno, nos dijo sonriendo:
—La bruja Pamplinas podría ir a recoger los frutos hincha-hincha-hincha-plof, necesarios para preparar algunas pociones.
—¿Y por qué se llaman así?
—Porque se hinchan, se hinchan, se hinchan y hacen "plof" en tus narices.
Nos reímos al imaginarlo.
Así nació el primer cuento de la bruja Pamplinas, "Los árboles del plof".

Para escribir, los cinco nos sentábamos alrededor de una mesa redonda. Procurábamos que fuera un rato agradable y lúdico, aunque no siempre lo lográbamos. A veces surgían tensiones y enfados. Pero el secreto era perseverar, seguir creando para escribir el libro que queríamos. Se lo habíamos prometido a nuestros hijos, y las promesas hay que cumplirlas.


Tomábamos infusiones de colores con galletas, frutos secos o dulces, y poníamos nuestras ideas en común. Uno proponía una cosa, otro otra, y frase a frase creábamos las aventuras de la bruja Pamplinas. Por ejemplo, cuando escribíamos el tercer cuento, Alejo quiso traer a la reunión de los seres mágicos del bosque a un troll brutote y bonachón. El troll nos conquistó y, desde entonces, se convirtió en uno de los personajes secundarios habituales de las historias de Pamplinas. De hecho, es el protagonista de algunos cuentos muy divertidos que hemos escrito, como "El pájaro troll", "¡Supertroll!" o "La escuela del troll del bosque"...

Muchas historias entrañables y entretenidas en estos siete años de escribir juntos. Incontables ratos de pasarlo muy bien, soñando, imaginando, riéndose y creando. Esos momentos tan especiales nos los encontramos inesperadamente en el camino, y ha sido un auténtico privilegio vivirlos entre los cinco.

Hace poco, una amiga me preguntó cómo escribíamos los libros los cinco. Eso me hizo darme cuenta de que quedaban todavía muchas cosas por explicar:

Cuando comenzó nuestra hazaña de escribir juntos las divertidas aventuras de la bruja Pamplinas abrimos una libreta en la que Anna apuntaba las propuestas para los argumentos de los libros. Poco a poco, íbamos reuniendo decenas de ellos. Para que las historias fueran realmente de todos, Anna, de vez en cuando, les pedía a los demás que inventaran una  cada uno. Teníamos una especie de juego: "incubar una idea". Uno no quedaba libre para seguir con sus cosas sin entregar esa "prenda": el argumento para una aventura. La verdad es que a ninguno de los cuatro les costaba mucho inventar aventuras. Eran bastante rápidos y muy creativos.

Inventando los argumentos los cinco autores lográbamos mayor variedad. Por ejemplo, a Alejandro se le ocurren motivos con personajes chispeantes como el genio Azú. A Anna, más sutiles, como la limpieza del bosque o el gnomo gruñón. Ideó las galletitas de amabilidad saliendo de la consulta después de un día difícil con un paciente. En fin, cada uno de los cinco tiene una cierta tendencia a la hora de imaginar historias. Son nuestras fantasías, nuestros sueños, el mundo mágico que llevamos dentro.

Anna apuntaba las ideas en la libreta y las iba clasificando en historias "colectivas", "en casa de la bruja", "de algún personaje", "viajes fuera del bosque"... Así, nos era más fácil componer los libros eligiendo ocho aventuras para cada uno de ellos.

¿Y cómo decidimos los cuentos para cada libro? Nos reunimos los cinco y Anna va leyendo  todas las propuestas apuntadas en la libreta. Cada uno de los cinco elige un cuento que le apetecería escribir y las tres historias restantes se deciden entre todos según su temática: colectivo, personaje, viaje, en casa...

Por ejemplo, en este segundo libro "Nieva en el bosque" lo eligió Alejo. "El genio Azú" fue propuesto por Alejandro. "La limpieza del bosque", por Anna. Rafael se decidió por "El pedregoso perezoso" y Miguel, por "Milkifú en acción". Los otros tres se escogieron entre los cinco por votación.

Los cuentos elegidos se apuntan en un papel y luego se van escogiendo de uno en uno, determinando el orden de las aventuras en el libro.

La verdad es que no suele haber problemas ni grandes discusiones. Solemos estar de acuerdo y nos respetamos todos. Las elecciones de cada cual son igualmente válidas y los libros se hacen entre todos. Los cinco autores estamos ahí, en los personajes, sus voces, sus historias, sus ocurrencias... Quizás por eso son tan versátiles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario